“Desde el seguro de una roca empina un capitalista su magnífica cometa, que lleva escrita las palabras <carne>, <harina> (…) y con su gran cola se remonta a gran vuelo por el aire (…) y por mas que el trabajador tira, los salarios no llegan al precio de la harina y de la carne” (pag. 85).
Así se refiere Martí en “La procesión moderna” (una de las crónicas que escribió mientras vivía en Estados Unidos) a las contradicciones que trae la modernidad: la pobreza, la explotación, y el reemplazo de la máquina por el hombre (“en un carro van haciendo cajones a mano, y enseñando a la multitud otros hechos a máquina, para que vean que los de mano son mejores”, pag. 83), y con ello, la consecuencia de la desocupación (y así otra vez, la pobreza). En cuanto a los abusos sobre niños y mayores, Martí se expresa con ironía y mediante la retórica del patetismo: “¡Nada mas que nueve horas de trabajo para el abuelo y para Nellie! Porque aquí los niños trabajan: y ¡oh infamia sin nombre! Catorce horas a veces” (pag 83).
Martí, a diferencia de otros escritores que abordan el problema de las masas (como Rodó y Vasconcelos), se pone del lado de la muchedumbre, ya que reconoce que cualquier emprendimiento humano está basado en el trabajo de los “héroes humildes, que cual los hindúes a las plantas del elefante blanco, se acuestan en la tierra para que la humanidad pase” (pag. 78). Los trabajadores son así considerados como el “pabellón que guía a la redención humana” (pag. 79).
Martí, José. “La procesión moderna”. En Obras completas (1975), La Habana, Editorial de Ciencias Sociales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario